lunes, 1 de febrero de 2010

Pestífera y manifiesta: nefasta de médula insoportable;
Ante tu crudo limbo se quedarán eufóricas mis raíces
Sabiéndote coral y patraña, exageración a las cuatro tempestades.
No reparo en tus inexistentes sentimientos haditivos;
Lástimas de buitre y azufre… Lástimas gnomónicas pendiendo de tu cuello:
El Sol ha sido tu amuleto, la Luna tu falso muelle;
Atardece en tus sobrepobladas caderas, en tu corazón,
Alborean llagas y siniestros.
¿A quién condenas, apócrifa musa celestial
si no es más, sino tu odio quien erige las palabras en el viento,
quien cuelga, ya vacío ni sin sobras y calumnias entre tu tercio-pelo?
No se doblan las rodillas ante una cadavérica lengua
Dilapidando espantos y lúgubres cementerios hechiceros,
Más no Santos, tanto perpetuos…
No ansío tus sombras ni tus cerriles galanterías;
Cuando te apremia esa necesidad de compañía…
Despojo
De mis poros tus toxinas… Tus falsas emociones…
De mi cuello retiro tus apaciguadas hienas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario