martes, 2 de febrero de 2010

Para la brisa que no ha posado su serpiente sobre éste ático

(Dedicado)


Tu errática silueta merodea mis entrañas y sus puentes.

Tu olor, al ser esclavo de la lejanía, me lo invento. –por no morir–
Desde la inmanencia fútil de un destrozado pensamiento elegí amarte,
Tenerte… desde la inmortalidad de un Pegaso recuerdo.

La opulencia segregada por mis poros se coagula entre tus piernas
¡Quiero lamer el vino que desangra tu cadera!
Acariciar de tus ojos el portal que invita a lo infinito:
Una noche que empieza con la guerra y culmina con el limbo.

Estas húmedas modorras y de ausencias,
Donde son sordas las caricias, invisibles los murmullos y las risas;
Vigilias entre libros, y –al caer la madrugada–
Silencio… Y mis arañas como chicles.

Aún divago entre las esquinas de estos angostos mares,
Aún intento quitarles a tus rocíos las espinas…
¿Servirán para tus muelles mis profundidades y mis polvos?
¿Servirán para tus barcos estas olas indelebles?

No hay comentarios:

Publicar un comentario