martes, 30 de marzo de 2010

Silencio sabatino
me deshago
por tu vientre
escurridizo;
alas reservadas
entre sábanas
falso pudor
ocultando llamas…
¿A qué le temes?
Si han tus dientes
devorado mi garganta…
¿A quién le mientes?
No es ya tu piel la que engaña…
Tibieza
al asirme de tu mano
trabar mi alma con tu risa…
Condena
de libertad hace presencia
entre labio y paladar…
Que no son sombras, no…
Aún sospecho
no es ficción;
pues no miente sacrilegio
ni el profanar majaderas vistas…
Sigamos construyendo verso peregrino,
encadenando nuestros disparates,
que las piernas ligadas son mal vistas
si con parte y apetencia
nos desmenuzamos…

Que traiciono a la virtud
mientras tus ojos albergan mis vicios…
¡Que no hay virtud, que no!
Grita anti-platónico zorrillo
a mi espalda…
Sólo es madera dispuesta, el público,
necesarios terciopelos ademanes
que saludan y despiden…
Sólo somos cristal y arena,
sólo cristal… Sólo arena…
¿Dónde comienza la libertad,
dónde
muere la cadena?
Que de tus bordes mi sombra duerme…
Tiniebla tu voz
o el hilo que ya no silba…
Hoy en rojo,
que ha caído el sol, otra vez,
otra… Y esa grama que nos envuelve
o el smog que nos toca
y chirrea los dientes…
Hoy, mientras te beso… Silencio sabatino…



Poema dedicado.
A vos, mil besos de hielo...
Y eternas gracias por los días compartidos.



Obscuro ser
espejismo de luna,
noche y locura.

Agua en cristal,
ante entrañas y vísceras
cárdeno abrigo.

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