jueves, 18 de marzo de 2010

Saciando deseos

Un día fue la luna mi guarida,
eterno reposo
del insomne…
Y en vanidades me perdía,
con ojos cerrados a mi mundo.
Hoy en tus caderas me refugio,
mañana estaré perdida…
Quizá encontrándome en tus ojos
o en tu encantadora sonrisa.
Ahora sé que de tu cielo –rostro-
también brota mi poesía…
Ahora sé que de tus caricias
bebo inmortalidad.

He sentido el fuego de la luna derretirse entre mis labios...
El suspiro huracanado
de lo ayer sido desierto.
Hoy son mares sin lamentos mis sentidos...
Trascendencia.

Revolviste desvarío y cordura
desbaratando pesadillas y silencios...
Las cadenas del vacío ya no atan,
tu risa la convertí en mi desahogo
con tus besos mimaré mis nuevos sueños.

No es mentira,
confió el roce de tu mano a mi fisonomía
una verdad no antes adquirida:
se vislumbran nuevos horizontes
apenas mudando la mirada...
Existiendo el pasado en trizas...

Y por tus bordes me deslizo, impertinente,
como niña en su trineo,
como barca en altamar...
Una rosa deshecha por el viento...
Tempestad.

Norte insólito que resguarda mis pupilas,
el recuerdo que, entre paredes, fragmenta el alma...
Di-lapidando.

Muerte y veneno
-condena absuelta-
la ausencia
en alas de ángel nocturno,
en el vampiro y la oscuridad.
Intentaré
llegarte…
Buscaré que resulte
acorde,
el olvido…
Evitando humanidad,
evitando añorar…
Se crean paradigmas,
una lágrima… O el dolor
entre nimbos se sujeta…
Corto, preciso
y con el tiempo contado.
El Limbo también se puede marchitar…

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Para ti, con todo el cariño que me inspiró hacer el poema.
Gracias por estar.
Besos de hielo.
Agregados tus versos.

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