miércoles, 31 de marzo de 2010

Ocio y libertad

Babel ha expirado entre mis venas;
la experiencia y sus signos se ha justificado
espacio-temporalmente:
–¿Podría ser tan amable, usted ensombrecido,
de traerme otro logos para acompañar mi café?
Prisioneros de la imagen, esclavos de la visión:
¡Abrid las puertas! ¡Romped barreras!
¡Escalad muros! ¡Derribad cabezas vuestras!
Cuánto de nuevo engulles, hombre…
¿Hombre? ¡Ouroboros!
Reconstruyendo periclitados muros sobre nuevos cimientos.
¡Pobre tú, Pantera rumiante y mentirosa!
¿Aún ciñes tus délficas pestañas al destino?
¡Qué de risas! No domino…
No me aguanto, mientras la vulgaridad desangra tus comisuras,
corrompiendo pueriles espíritus, jóvenes doncellas;
avasallando la ingenuidad, estrangulando el buen ocio,
tiranizando el asombro… Toda provocativa improvisación.

¡Cuestiona tu fe, carbonero!


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